

Sicología de la gratitud
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Sicología de la gratitud. Integración de la sicología positiva y humanista El presente libro ofrece un mayor conocimiento sobre la gratitud, término enormemente relevante para el bienestar y la dicha. Se describe de qué manera ha sido abordado desde la Sicología, mostrando un mapa teóricoempírico y también integrando las diferentes propuestas. Se presenta una definición más comprehensiva y precisa de la gratitud de lo que hasta el momento se había propuesto, que sirve como base para la preparación de un instrumento de medida. Se aborda desde un enfoque integrador, enmarcándose en la Sicología Positiva y Existencial, integrándola con la apertura a la trascendencia y examinando su relación con la religiosidad, la espiritualidad y el sentido de la vida, variables que son concebidas como actitudes existenciales. LA GRATITUD —del latíngratitüdo, “sentimiento que nos fuerza a querer el beneficio o bien favor que se nos ha hecho o bien ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera”, conforme la R.A.E. de la Lengua—, tema del libro que tengo el honor —el don, el regalo— de presentar, nos afirma Angel Saavedra Ramírez de Baquedano, duque de Rivas (diecisiete millones novecientos once mil ochocientos sesenta y cinco), en su insigne obra Don Alvaro o bien La fuerza del sino más bien (mil ochocientos treinta y cinco), que “la obligación mayor es para el hombre bien nacido”. La expresión en cuestión tiene una dimensión esencialmente ética, encomiando el ser agradecido y al unísono exhortando implícitamente a la virtud de la gratitud, y penalizando implícitamente como grave falta la ingratitud, puesto que si es de bien nacidos ser agradecidos, no serlo es propio de mal nacidos. La gratitud, por de repente, puesto que, se nos aparece como teniendo carácter obligatorio. Sería cosa obligada el ser agradecido. Efectivamente, la gratitud puede ser entendida como una obligación ética, mas no extrínseca o bien heterónoma, sino más bien propiamente intrínseca, autónoma. Se puede forzar a decir “gracias” frente a un favor o bien detalle con el que uno ha sido favorecido —como cuando instamos a un hijo a mostrase agradecido siendo regalado con una gominola en alguna de nuestras visitas de cumplido—, mas una cosa es expresar un agradecimiento formal —no necesariamente falso—, y otra es expresar una genuina gratitud, la que nace de la conciencia y del corazón, la gratitud, podríamos decir, cordial en conciencia. Como no se puede forzar a querer, no se puede forzar el ser agradecido, no más allí, como afirmaba, de expresar una fórmula de cortesía extraña a la autenticidad cordial. La gratitud genuina debe ver con la clara conciencia de ser favorecido por otro con un don, bien en sentido absoluto, bien en lo que se refiere a su magnitud, y el sentirse impulsado a contestar de determinada forma a tal beneficio. La gratitud es, puesto que, virtud de reconocimiento, valoración y justa contestación. Ya Santurrón Tomás de Aquino aseveraba que la gratitud se compone de 3 grados: reconocimiento, agradecimiento y remuneración. Otros, después de él, han insistido en estas ideas