Querido señor Darwin: Cartas sobre la evolución de la vida y la naturaleza humana – Gabriel Dover He tenido este libro en la cabeza a lo largo de diez años (meses más meses menos) y separé diez días para escribirlo. ¿Diez días que estremecieron al planeta? Semejantes asociaciones azarosas se introducen de manera involuntaria en mi psique —la Gran Ilusión tiene algo que ver en ello. ¿Por qué razón miento esto? ¿Es para decir llana y sinceramente lo que cada autor ansía en secreto? ¿Es para comunicar la ciencia objetiva a través de mi cohibición subjetiva, sabiendo que las dos están íntimamente unidas: ¿cuánto más cierta la primera, mayores recompensas para la segunda? En determinada ocasión se le preguntó a Igor Stravinsky de qué forma había compuesto La consagración de la primavera, esa escalofriante descripción de las fuerzas evolutivas del sexo y el sacrificio que cambiaron nuestra percepción del sentido de la música en el siglo xx. En su estilo inimitable y con un inglés con mucho acento, Stravinsky respondió con solemnidad: “Yo soy el vaso por donde pasó la consagración.” Esta contestación forma la cúspide del disimulo y la genialidad. Como es lógico, Stravinsky estaba orgulloso de su creación; de un solo golpe se había distanciado tanto de los límites admisibles de las convenciones musicales de la sociedad, que estaba presto a no reconocerla como suya y dejarla surgir con las fuerzas elementales de la naturaleza. Mi libro no es la consagración y no soy ningún Stravinsky. No obstante, sí soy responsable de un intento de dar vida, de modo personal, a ciertos descubrimientos más notables de la biología a fines del siglo xx. Expongo semejantes descubrimientos a través de una fecunda correspondencia entre Converses Darwin y que, a mi parecer, cambiará lo que opinamos sobre las fuerzas que han configurado la evolución biológica, incluida nuestra condición humana. Esta es una aspiración muy elevada. Requiere cierto grado de convicción carente de modestia, y el abandono, estilísticamente hablando, de la falsa “seriedad” que por norma general acostumbra a sobresaturar los escritos científicos. Los científicos deben tener claridad en lo que afirman. Darwin hizo exactamente eso al escoger con mucho cuidado el estilo narrativo de El origen de las especies. Hay algo del “vaso” de Stravinsky en Darwin que mismo no percibió. : De qué forma leer este libroLas cimas gemelasAscenso y caída del gen p móvil¿En qué momento una adaptación no es una adaptación?El gen ignorante¿Está dawkins siendo consciente de lo equivocado de sus métodos?Reordenamiento genético… Claro, claroImpulsión molecular para expertosCoevolución molecularEl misterio de misteriosBarreras biológicasSexo una nueva perspectiva¡hox! ¡hox! ¡hox!Dos minutos que estremecieron al mundoNacidos para adoptarEl carácter incognoscible del ADNLa evolución de la individualidadGlosarioBibliografía adicionalÍndice metódico