En este sábado perezoso de reposo, jornada de reflexión y solaz, ideal para el dolce far niente (el dulce no hacer nada, que de pequeño pensaba que era un tenor italiano), me apetece irme a Mallorca literariamente y charlar de un libro verdaderamente entretenido. Se subtitula "Claves de trato personal en la isla de Mallorca" y ciertamente es una estupenda guía para turistas, no de la isla, sino más bien del modo de ser tradicional de sus habitantes. El habitual mallorquín puede parecer un tanto cerrado a primer aspecto, mas es más que otra cosa retraído, orgullloso y sobre todo prudente. No le agrada llamar la atención, ni incordiar y escapa de las estridencias. Cada vez valoro más esa cualidad. Por otra parte, sabe gozar de las cosas fáciles de la vida y de la fantástica isla en la que vive. Son recordables el capítulo dedicado al saludo, la historia del cabo Gardner y las descripciones de una sociedad bastante matriarcal en la que la mujer toma todas y cada una de las resoluciones esenciales. Hay aún muchos mallorquines que le entregan el salario a su mujer y esta les da algo de suelto para sus gastos. Escrito con fino sentido del humor y un toque de ironía, se lee realmente bien, se aprende y se goza. Una joya. Guy de Forestier es un pseudónimo, que procura representar un pesonaje extranjero que agrupa los protagonistas reales de muchas de las anécdotas que se cuentan. Su mirada es carñosa, irónica y clemente. El auténtico autor es el arquitecto técnico y también ingeniero industrial Carlos GarcíaDelgado Segués, natural de Cataluña y establecido en Mallorca desde pequeño. Ha ganado múltiples premios de Arquitectura y Urbanismo, y ha publicado "Arquitectura tradicional de la isla de Mallorca", "La casa popular mallorquina" y "Las raíces de Palma". Una buena lectura para adelantar las vacaciones y meditar ya lo bien que se estaría en ese pedazo de paraíso que llaman Mallorca