Sin más ni más opción alternativa que la seducción Johanna LindseySaliendo de casa para visitar a su familia.Boyd Anderson halló algo meridianamente molesto en esa oración. Mas cierto. En los últimos 8 años, toda vez que había navegado para Bridgeport, Connecticut, con la esperanza de hallar en casa y hacerles una visita a uno de sus 4 hermanos mayores, ninguno de ellos había estado alguna vez allá. Se había visto obligado a navegar a otros puertos para hallarlos.Todos capitanes, los hermanos de Boyd navegaban alrededor del planeta, mas acostumbraban a regresar a casa ansiosamente por el hecho de que su única hermana, Georgina, estarían allá aguardándolos. Mas Georgina se había casado con un inglés, Lord James Malory, y ahora vivía del otro lado del océano de Connecticut, y era allá donde Boyd debía navegar si deseaba verla. ¿Esa no era una buena razón a fin de que Boyd se propusiera la posibilidad de asentarse mismo en la ciudad de Londres?Aún no había tomado una resolución terminante, mas se inclinaba arriesgadamente por esta alternativa debido a un buen número de razones, mas sobre todo por el hecho de que el clan Anderson iba a Londres, en donde su hermana vivía, con más frecuencia del que retornaban a casa. Y Georgina no era el único Anderson que se había relacionado con el clan Malory. El hermano mayor de Boyd, Warren había sorprendido a la familia haciendo lo mismo al casarse con Lady Amy Malory. Si bien Warren aún navegaba por lo menos la mitad de de año en año, llevando a su familia con él, pasaba la otra mitad en la ciudad de Londres de tal modo que sus pequeños pudiesen conocer a sus muchos primos, tías y tíos, tías abuelas y tíos abuelos, y sus abuelos.Echar raíces sería un enorme cambio en la vida de Boyd. Significaba dejar el mar por siempre tras haber navegado desde el instante en que tenía dieciocho años de edad. Ahora tenía 34. ¡Su navío, El Oceanus se había transformado en su hogar por 15 años! Absolutamente nadie sabía mejor cuanto hubiese preferido una casa que no se balanceara