Sobre metodología urbanística Operacionalmente, el proceso más adecuado para delimitar una Ciencia es pre­cisamente por medio de la identificación de un procedimiento especial. Sabemos que la rea­lidad es única, y que su descomposición en campos científicos es solo una conven­ción intelectual para aislar zonas cognoscitivas más accesibles al limitado alcance del comprensión humano. Es la particularidad de enfoque, el procedimiento concreto adoptado para examinar y también interpretar la realidad lo que distingue cada rama científi­ca de otras Ciencias, y del resto saberes no sistematizados (Popper mil novecientos cincuenta y nueve). Este criterio resulta en especial conveniente en su aplicación a la Urbanísti­ca. La Urbanística como ciencia es una cosa que ha nacido solo como sistematización de conocimientos y principios surgidos en una actividad práctica: el planeamiento urbano. Su origen tiene puesto que un carácter 100 por ciento operativo, pragmático. El estudio de la ciencia y de la fenomenología urbana solo aparece “a posterior” de una actividad ejercida; la de arquitectos, ingenieros y administradores públicos proyec­tando y también interviniendo sobre la urbe. Toda justificación, puesto que, de la urbe Urba­nística deberá partir de la referencia a un menester ontológicamente anterior. Y es­ta actividad práctica va a ser la que dictará el enfoque concreto de “lo urbanístico”, y en consecuencia, métodos, instrumentos y actitudes con los que la Urbanística se aproxima a los hechos. El procedimiento genéricamente urbanístico es el planeamiento: hacer urbanismo es planear urbes, distritos, territorios. Y su lógica interna tiene en el fondo, como todo planeamiento, una simple estructura de fines y medios: planear, se afirmaría tradicional psique, es arbitrar los medios más ideales para lograr algunos fines propuestos. El esquema finesmedios es atrayente por lo claro, por lo exageradamente cla­ro. La distinción del proceso planificador en sus 2 fases programáticas y también instrumen­tal, tal y como si fuera objetivamente diferentes y provisionalmente consecuentes, puede facilitar en gran forma la ordenación y la crítica del procedimiento de planeamiento. En es­to el plan urbanístico tiene una estructura lógica equivalente al proyecto arquitec­tónico consistente en diseñar la “forma” con que actualizar un programa predeterminado, Obviamente, un primer inconveniente que aparece al estimar el esquema finesmedios es el de competencias. A una abstracta división crítica del proceso del planeamiento en 2 fases tajantes y recortadas, se tiende de forma inmediata a atribuir 2 actos distinguibles en la operación práctica de planear, y de manera automática, 2 protagonistas diferentes encargados de efectuarlos. Los fines los plantean los políticos, afirmaría una interpretación frecuente; el planeador es el técnico de los instrumentos, el hombre que conoce los medios más convenientes a cada propósito