Silda, huérfana de un pescador santanderense fallecido en el mar, vive primero en la casa del bestial y sucio Mocejón, cuya mujer y también hija dan a la pequeña un trato brutal; entonces es recogida por un matrimonio asimismo de pescadores, Michelín y Sidora, quienes la forman y le ofrecen cariño. Enclenque, jocosa, mas indiferente y fría de carácter, por su limpieza y pulcritud a la par con su habilidad para las tareas caseras y su amor al trabajo, Silda es apodada Sotileza cuando llega a la adolescencia. Entre sus amigos de correrías infantiles se distinguen Muergo, rudo, haragán y feo; Cole, Sula, Toletes y Guarín, desharrapados, mugrosos y zafios, y Andrés, hijo del capitán de navío don Pedro Colindres, pilluelo que al medrar se vuelve un "señorito", si bien siempre y en todo momento apasionado a las cosas y hombres de mar. De Silda, ya joven, están enamorados Muergo, Andrés y Cleto, hijo de Mocejón, chico trabajador y sombrío, que para declararse asiste a los buenos oficios de pae Polínar, " monje dadivoso hasta el extremo de quedarse sin camisa o bien sin comida para asistir a el resto. Mas las intenciones de Andrés y de Cleto son rechazadas por Silda, quien se inclina meridianamente por el monstruoso Muergo, si bien asimismo lo pone en su sitio. Por su parte, Luisa hija del armador Liencres, dueño del navío que capitanea don Pedro Colindres ama en secreto a Andrés, quien, a raíz de una calumnia inventada por la mujer y la hija de Mocejón sobre Silda, escapa de su casa y se hace a la mar para pescar, mas la barca es sorprendida por una tormenta. El joven se salva prodigiosamente, mas muere Muergo, quien había acudido en su socorro. Por último, Sotileza se aviene a casarse con Cleto, quien ya antes de alistarse en la armada le arranca la promesa de matrimonio, mientras que Andrés, obligado por las circunstancias, prepara su boda con Luisa. Esta novela costumbrista narra y describe "las nobles virtudes, el pobre vivir, las grandes flaquezas, la fe insobornable y los épicos trabajos" de los valientes y pintorescos marineros y pescadores del Santander de fines del siglo XIX. Al lado del relato de todos y cada uno de los sucesos alrededor del tema primordial de la obra y de la descripción de la existencia dura azarosa dé los pescadores de Santander, Pereda presenta en esta novela una auténtica galería de personajes secundarios cuyas vidas alterna y entrelaza fabulosamente con las de los protagonistas, enriqueciendo con esto la trama. Con su narración viva, realista, humana, precisa en sus descripciones y de robusto diálogo, en Sotileza, Pereda trasciende lo regional y costumbrista por la profundidad con que se adentra en la sicología de los diferentes personajes