Testimonios para los ministros Elena G. de White Entre los materiales que alguna vez estuvieron libres, mas que se encontraban fuera de circulación cuando la Hna. White murió en mil novecientos quince, se hallaba una cantidad de folletos, entre los que había una serie publicada en la década iniciada con el año mil ochocientos noventa, que tenía como título general Special Atestigües to Ministers and Workers (Testimonios Singulares para Ministros y Obreros). Esta serie de once es famosa en general como Special Atestigües (Testimonios singulares), serie A. Como contestación a la petición de que las instrucciones que se hallan en esos Testimonios Singulares pudieron estar de nuevo a predisposición de los hermanos, se publicó en mil novecientos veintitres el libro titulado Atestigües to Ministers and Gospel Workers (Testimonios para los ministros y obreros evangélicos). Este fue uno de los primeros libros publicados tras el fallecimiento de Elena G. de White… A lo largo de la década que prosiguió al congreso de la Asociación General festejado en mil ochocientos ochenta y ocho en Minneapolis, Minnesota, U.S.A., empezaron a llegarM esenciales comunicaciones de la mensajera del Señor a la Iglesia Central de Battle Creek, a la junta directiva de la Asociación General y a otros hombres que ocupaban cargos de responsabilidad en la sede de la obra. Esos mensajes vibraban con llamamientos a la regeneración y a la reforma de la vida, y también instaban a los lectores a vivir conforme con los principios vitales de la Palabra de Dios, y a probar lo que significa una relación personal con nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Tras recibidos y leídos en Battle Creek, muchos de estos mensajes fueron impresos en forma de folleto como Special Atestigües to the Battle Creek Church (Testimonios singulares para la iglesia de Battle Creek) y Special Atestigües to Ministers and Workers (Testimonios singulares para los ministros y obreros). La junta directiva de la Asociación General dio ejemplares de estos folletos a los primordiales ministros y obreros de todo el territorio. Esos mensajes inducían a examinar el corazón y sacudían el alma; eran fieles en reprender contra el mal, y sin embargo eran mensajes de ánimo, en tanto que de manera continua señalaban el enorme amor de Dios y la totalidad del amor de Cristo para salvar hasta lo sumo. En lo que se refiere a la selección del material que aparece en este libro, extraído de los Testimonios impresos en forma de folletos, el prefacio de la prima edición publicada en mil novecientos veintitres nos afirma que “la junta encargada de esta labor se ha visto limitada por el tamaño que se ha decidido dar a este libro, y por la enorme cantidad de folletos que han estado circulando. Por consiguiente, no aparece en esta obra todo el material que se halla en los once folletos singulares. Las razones para esto son las siguientes: “1. Ciertas porciones se han incorporado a otros libros impresos tras la aparición de los folletos singulares. “2. Otras porciones se refieren a temas rigurosamente locales, o bien relativos a un instante determinado. “3. Otros temas se tratan en forma más plena y definida en otros documentos que aparecen en este libro”. La fuente de cada uno de ellos de los artículos y la data de su primera publicación figuran en las notas de pie de página. El origen de ciertos materiales auxiliares está indicado al final de ellos… Ciertos consejos y reprimendas procedentes de la pluma de Elena G. de White pueden ser comprendidos mejor si el lector conoce las circunstancias que predominaban en el instante en que los mensajes fueron escritos. Ciertos detalles de la historia de nuestra iglesia, que eran conocidos para los lectores de los folletos originales y de la primera edición de este libro, son ignotos para la mayoría de los lectores de la actualidad… De ahí que se ha añadido un “marco histórico”, que prosigue de manera inmediata a este prólogo, para presentar los puntos más esenciales de la historia de nuestra organización, y que pueden darnos información sobre los esenciales sucesos producidos a lo largo de la década iniciada en 1890… Ya que trabajó por un periodo de muchos años, la Hna. White de manera frecuente repetía algunos consejos. Reimprimir todo lo publicado previamente en folletos y libros fatigaría al lector por la reiteración de los temas, y asimismo por los detalles de temas locales y personales sin mayor relevancia hoy día. Respecto al material escogido para este libro, el prólogo de la primera edición aseveraba lo siguiente: “La comisión ha tratado de presentar, con furor y oración, en este modesto volumen, lo mejor y lo más esencial del material publicado en forma de folletos, y piensa que las porciones que han sido omitidas están más que cubiertas con lo que se ha logrado de otros folletos de circulación más limitada”. Los responsables de esta tercera edición en inglés de Testimonios para los Ministros aseveran con los editores de mil novecientos veintitres que esta obra se lanza a la circulación con la ferviente oración de que sea, para todos y cada uno de los que la lean, una fuente de instrucción en las cosas profundas del Señor; y pueda avivar las esperanzas y energías del pueblo de Dios, a fin de que se genere una reforma en la vida donde sea preciso, y que en todos se manifiesten las gracias cristianas que deben descubrir a Cristo al planeta. Además de esto, que nos una a todos y nos acerque más al corazón de nuestro bendito Señor. La Junta de Fideicomisarios de los Escritos de Elena G. de White Washington, Después de Cristo diez de mayo de mil novecientos sesenta y dos