En mil novecientos cuarenta y ocho, Arthur C. Clarke publicaba una de sus obras más indiscutibles: la novela corta "A la caída de la noche", que pocos años después extendería a novela en "La urbe y las estrellas". En mil novecientos noventa, Gregory Benford, uno de los nuevos valores de la ficción científica, publica "Alén de la caída de la noche", una sorprendente continuación de "A la caída de la noche" escrita con la autorización del propio Clarke. Las dos narraciones se incluyen en este libro, que se levanta como una infrecuente cooperación entre 2 de los mejores representantes de la ciencia ficción moderna. Tenemos 2 textos absolutamente diferentes organizados en 2 partes. La primera es el relato de Clarke. La segunda parte, escrita por Benford, trascurre muchos años tras el fin del primer relato. Clarke imaginó una Tierra yerma y carbonizada, salvo en un punto Diaspar, y situó allá a Alvin, un joven que no se resigna a la decadencia de la raza humana. Benford presenta un planeta renacido, con bosques, selvas y ríos recreados sobre la arena, y lleva aún más lejos la mareante travesía de Alvin cara una humanidad adulta y evolucionada. Diaspar es la última urbe habitada de la Tierra. Miedosos y también inexpertos, los únicos humanos existentes viven atascados en el terror de su historia, cuya grandiosidad solo se conserva en la belleza de la vieja urbe y en las memorias de las inescrutables máquinas que la protegen. Estos supervivientes han perdido cualquier motivación para reivindicar su mundo; sus sueños no van alén del alto muro que rodea la urbe. Tal y como lo planificaron sus constructores. Mas para Alvin de Loronei, el pequeño natural de Diaspar, no existen fronteras. Con la ayuda de robots de edad inestimable, Alvin efectúa su sueño y escapa de la sofocante estrechez del planeta conocido. Al encontrar otra urbe habitada en la parte más distanciada del planeta, Alvin se percata de que las huellas que prosigue no solo apuntan a su libertad, sino más bien al renacimiento del género humano. Todo ello le conduce al espacio del que la humanidad fue expulsada por un oponente irresistible cuyo recuerdo prácticamente ha sido apartado al olvido. Alvin concentra sus sacrificios en resguardar la tierra a través de la unión de las 2 urbes, mas el florecimiento de esta nueva vida atrae asimismo una fuerza maligna cuyo objetivo es destruirlo todo claramente