OK digo procurando sostener la calma, sin conseguirlo. Con lo que no solo sabes todo sobre mi vida sexual, tras pasar ese tiempo juntos en esa maldita cabaña de lámina, sino asimismo conoces mi peso, la talla de mis sostenes, mi conjunto sanguíneo, el nombre de mis novios, la marca de mi pastilla anticonceptiva... ¿Y qué más? Bueno... Tu inconveniente de mareo, el tono de tus braguitas, tu comida preferida, y el salario en tu cuenta corriente responde sin reírse. Aparte de otras cosas. Tengo un repentino deSeo de asfixiarlo, mas considerando nuestros respectivos tamaños, me conformo con soltar todas y cada una de las groserías posibles maldiciendo a mi padre y su necesidad vital de supervisar, dominar, etiquetar, regir y tener todo. ¡Ese neurasténico supervisor tiene un fichero sobre su hija! En verdad, engañé en lo que se refiere al color de tus braguitas añade tal y como si nada. No estaba en el fichero. Solo te vi las nalgas esta mañana, cuando brincaste brutalmente de la cajuela con las albergas alrededor del cuello... " Tengo veinticuatro años, un padre tiránico y un imperio babilónico que regentar. Mi fortuna gigante y mi bonito trasero hacen de mí el mejor partido en la ciudad de Los Ángeles. Si sonrío, todos flaquean. Si ordeno, obedecen. Pude haberme llamado Mike, John o bien William, mas mis cromosomas decidieron otra cosa. Entonces llevo por nombre Valentine Cox, soy una mujer que debe imponerse en un planeta de tiburones, y nada ni absolutamente nadie se resiste a mis encantos. Cuando menos hasta la llegada clamorosa de Nils Eriksen, quien me salvó la vida, transformándola en un caos poco probable. Sin cesar, nuestros destinos coinciden, entrechocan, se mezclan, se entrelazan, y nuestros cuerpos solo desean imitarlos..