Vive el envejecimiento activo memoria y otros desafíos rutinarios La conducta y la cognición forman un proceso activo y continuado. Las personas somos agentes activos que, sin cesar, estamos efectuando labores que conducen a la consecución de objetivos relacionados con necesidades y deSeos. Desde que nos levantamos, nos sumimos en una continua serie de actividades: aSeo, desayuno, desplazamientos, trabajo, compras, actividades recreativas… Además de esto, cada temporada de la vida está relacionada con situaciones concretas, como la escuela, el trabajo, la pareja, los hijos, los nietos, la jubilación… En esta serie de actividades, las necesidades y los deSeos de una persona se relacionan primariamente con su bienestar físico y mental en el entramado social. El envejecimiento no debe alejarse de la realidad de las actividades del día tras día, si bien estas se amolden a la situación concreta de cada individuo y de la temporada de la vida. Estar activo es vivir de forma plena y sostener el cuerpo en una situación saludable y optimada, que previene la dependencia. Estos hechos son tan esenciales, que los programas de intervención en el envejecimiento y en los trastornos cognitivos inciden esencialmente en efectuar actividades con sentido y que contribuyan al bienestar físico y mental. No en balde el proyecto de intervención cognitiva en la enfermedad de Alzheimer de la Fundación ”la Caixa” (mil novecientos noventa y nueve) recibió el nombre de «Activemos la mente». En este contexto, la presente obra forma una aportación singular por 2 motivos esenciales. Primeramente, por su enfoque global del envejecimiento, desde la neurofisiología hasta la vida diaria. Seguidamente, por su aproximación general y práctica, que incide en campos relacionados con la primera oración de este prólogo: «La conducta y la cognición de los humanos forman un proceso activo continuado». Así, se aporta información en aspectos vitales para una vida activa: actividad