Ray Lennox es un joven y también inteligente inspector de la policía de Edimburgo que ha resuelto un aterrador caso de asesinato. La fallecida era una pequeña de 7 años, y el culpable, un asesino en serie por cuyos crímenes precedentes habían sido presos múltiples pringados aproximadamente inocentes. Todo ha terminado ya, Lennox ha hecho un genial trabajo, y ha sido retribuido con unas vacaciones. Que debe tomarse desee o bien no, pues su agobiada, obsesiva implicación en el caso que lo remite a un secreto episodio de su pasado y su depresión siguiente han hecho que sus superiores decidan separarlo por un tiempo, hasta el momento en que se recupere. Lennox viaja con su novia Trudi a Miami, se olvida de la coca y el alcohol, de los que había abusado en los últimos tiempos, y también procura regresar a la normalidad tomando antidepresivos tal y como si fuesen caramelos. Trudi es guapa, joven, y se aman, mas empiezan a tener inconvenientes sexuales es posible que por los antidepresivos, y sociales está demasiado ocupada planificando su boda. Y, tras una discusión, Roy va a un bar y, tras tomar bastante vodka en soledad, se le aproximan 2 mujeres, Starry y Robyn, con coca y muchas ganas de celebración. Los 3 terminan en el piso de Robyn, y cuando están en plena fiesta, entre juegos eróticos y nubes de polvos blancos y también procurando no despertar a Tianna, la hija de Robyn, que duerme en su habitación, llegan al piso 2 amigos de las mujeres y se unen a la celebración. Uno de ellos desaparece prontísimo y resurgirá en el cuarto y la cama de la pequeña, que chilla agobiada. Y por la mañana siguiente, tras una brutal riña, el desbande y la desaparición de la madre, Lennox, que había acabado encerrado con Tianna en la habitación de ella para resguardarla, se hallará al cargo de una precoz lolita de diez años, según parece conminada por una obscura, poderosa red de pederastas. Y, para salvarla, el detective no va a tener otra salida que enfrentarse a su vida y a los espectros del pasado, y actuar en el lado más obscuro de esa América a la que había llegado como turista. "Con Irvine Welsh, jamás sabes con qué vas a hallarte, aparte de su inteligencia, que está garantizada. Mas Crimen, y a sus entusiastas les va a alegrar saberlo, es un triunfo, uno de sus grandes libros. Una inmersión meditada y valiente en las redes de pederastas y en las psiques que las mueven. Podría haber caído en el puro morbo, en el amarillismo, o bien deslizarse cara la moralina, mas tiene el tono justo, y es robusta, veraz, irreprimible. Crimen no está destinado a ser un libro de culto. Es mucho mejor, y más que eso" (Euan Ferguson, The Observer). "La mejor novela de Welsh en una década, una combinación de realismo negro, sátira y agudeza sicológica imposible de imitar. Y, como siempre y en todo momento, el creador no ofrece contestaciones simples en esta obra compleja, perturbadora, magnífica" (Publishers Weekly). "Welsh es uno de nuestros grandes conocedores de la degeneración, un sabio de la escoria, que excava y saca a la luz nuestras obsesiones más oscuras... Crimen es una novela ambiciosa, seria, inquietante y clemente al tiempo" (Nathaniel Rich, The New York Tímes Book Review)