En Licovrisí, una aldea griega bajo el dominio turco, se representa la Pasión de Cristo una vez cada 7 años. Esta vez, al poco de haber repartido los papeles, llega un conjunto de helenos harapientos cuyo pueblo fue asolado por los turcos y procuran un sitio donde asentarse. La llegada de los desarraigados es el punto de inicio de unos sucesos que cambiarán de forma profunda la vida del pacífico pueblo y va a sacar a la luz el auténtico corazón de cada quién, la falsedad o bien la autenticidad de su religión, el eterno discute, en resumen, entre si al humano se le mide con lo que logra o bien con lo que dona. Kazantzakis consigue enseñar con maestría en su estilo fácil y lleno de diálogos el ánima humana hasta en sus más oscuros recovecos. Sus personajes desbordan vida y verosimilitud, siguiendo la estela del mítico "Zorba", escrito un par de años ya antes. Todos son de forma profunda humanos, si bien asimismo exalta aquello que de animal tiene el hombre en lo que se refiere a sus instintos. No faltan tampoco las referencias al pueblo heleno y su cultura, su mitología y también historia. De esta manera, se mienta a Caronte, Apolo, Alejandro Magno, e inclusive hay una Penélope que teje calceta sin parar. Y todo ello contribuye a que la aparente sencillez de la historia trasluzca, realmente, un fondo considerablemente más espeso con múltiples reflexiones posibles. Desde esta novela, Bohuslav Martinu compuso la ópera "La Pasión Griega" (estrenada en mil novecientos sesenta y uno) y Jules Dassis efectuó una versión para la enorme pantalla con el título "El que debe fallecer" (estrenada en el Festival de Cannes en mil novecientos cincuenta y siete). ¿Es una novela cristiana, marxista, nacionalista, prólogo de la teología de la liberación? Muchas lecturas son posibles, mas esta obra excede las fronteras de todos y cada uno de los "ismos" para anclarse en la dimensión universal y omnipresente de la justicia, de la liberación, y de la lucha del mal contra el bien. La religión y las ideologías son peladuras tirables. Es el humano el que precisa redención y salvación. "Cristo nuevamente crucificado" es una historia redonda con gran carga trágica. Termina igual que comienza y, no obstante, ha pasado de todo. Quizás desee decir con esto el creador que no hay solución para el hombre, una y mil veces se crucificaría a cualquier Jesucristo, una y mil veces dejaríamos fallecer al vecino de apetito, mataríamos por ansía o bien traicionaríamos por celos. Y, no obstante, no se pierde la esperanza de que todas de esas veces haya un conjunto de personas que se subleven, un conjunto que remueva las conciencias, que se sacrifiquen por todos los otros y les rediman