El origen de las especies – Hables Darwin La primera edición de The Origin of Species se vendió por entero el día de su publicación, el veinticuatro de noviembre de mil ochocientos cincuenta y nueve. Para enero de mil ochocientos sesenta ya estaba lista una segunda edición, y el libro pasó por un total de 6 ediciones a lo largo de la vida de Darwin. Desde su primera aparición se ha estado imprimiendo cons­tantemente y se ha traducido a unos treinta idiomas. El origen de las especies se escribió para el lector general culto de la temporada de Darwin, y como tal tiene una categoría literaria única entre las obras de imaginación científica. Fue un libro esencial en la temporada de Darwin y lo prosigue siendo en la actualidad, puesto que la teoría de la evolución es la piedra angular de la biología moderna, y el libro de Darwin forma el baso de dicha teoría. Sin embargo, Darwin no fue la primera persona en plantear que las espe­cies de plantas y de animales pueden mudar con el tiempo. En el último cuar­to del siglo XVIII su abuelo, Erasmus Darwin, escribió un tratado sobre la evo­lución, y poco después, en mil ochocientos nueve, el naturalista francés JeanBaptiste de Lamarck publicó su Philosophie zoologique‘, que contenía sus especulaciones sobre la mutabilidad de las especies biológicas. En verdad, el propio Darwin se­ñaló no menos de veinte precursores que habían escrito sobre aspectos de la evolución. Y, no obstante, la moderna teoría evolutiva procede de Darwin. ¿Por qué razón? Pueden darse 2 razones primordiales. Primeramente, Darwin eligió pacientemente y de manera sistemática todos los modelos de pruebas que tenían relación con su tema. Cuando era joven había pasado 5 provechosos años como naturalista a bordo del Beagle (mil ochocientos treinta y uno mil ochocientos treinta y seis). A lo largo de este largo viaje alrededor del mundo’ Darwin se convirtió en un genial naturalista, observando, recogiendo y pensando continuamente sobre los muchos fenómenos geológicos y biológicos con los que se hallaba. Va en mil ochocientos treinta y siete comenzó a dudar de que las especies fuesen permanentes y también in­mutables, y si bien desde mil ochocientos treinta y siete a mil ochocientos cincuenta y nueve estuvo ocupado con muchas activida­des científicas, esta cuestión del origen de las especies (lo que los científicos de su tiempo llamaban «el misterio de los misterios») se le proponía con fre­cuencia. A lo largo de estos años leyó extensamente, pensó de manera profunda y ex­perimentó esmeradamente. Como resultado, El origen de las especies es una obra de extensión y profundidad notables. Seguidamente, Darwin pudo suministrar un mecanismo plausible para explicar de qué modo pueden mudar las especies: la selección natural. Dar­win se encontró por vez primera con la idea de la selección natural en mil ochocientos treinta y ocho, des­pués de leer An Essay on the Comience of Populationde Thomas Malthus, un clé­rigo y economista político de principios del siglo XIX. Malthus se ocupaba sobre todo de las poblaciones humanas, mas señalaba que es un principio ge­neral de la naturaleza el que los seres vivos generan más descendientes de los que generalmente puede aguardarse que subsistan hasta la madurez re­productora. Un roble genera anualmente cientos y cientos de bellotas, un ave puede traer al planeta durante su vida múltiples docenas de polluelos, y un salmón desova miles y miles de huevos al año, cada uno de ellos de los que puede, en potencia, transformarse en un adulto. Pese a esta capacidad reproductora masiva, las poblaciones adultas tienden a continuar estables de una generación a la si­guiente. La obra de Malthus contribuyó a que Darwin se diese cuenta de un punto interesante: podía haber selección entre los ascendentes para decidir cuáles so­brevivían v cuáles morían. Pues cada uno de ellos de los miembros de una es­pecie varia tenuemente respecto a el resto, aquellos individuos que po­seen ciertas peculiaridades que Ies dan una ventaja, en la obtención de comestible o bien para escapar de los predadores, por poner un ejemplo, van a tener una mayor probabilidad de supervivencia. Teniendo presente la alteración, cuyos resultados pueden observarse en todas y cada una partes, la selección natural puede, se­gún Darwin, explicar la evolución biológica (o bien lo que llamó «descendencia con modificación»). Del mismo modo que el hombre puede causar cam­bios espectaculares en los animales familiares al elegir artificialmente ca­racterísticas que halla deseables, la naturaleza «selecciona» a aquellos miembros de una especie que están mejor capacitados para enfrentarse a los rigores de la vida. Conforme las condiciones ambientales cambian, la se­lección natural asegura que determinadas peculiaridades en una población que cambia al azar se vean favorecidas. Como enunció Herbert Spencer, pensador evo­lucionista del siglo XIX, la naturaleza garantiza «la supervivencia de los más aptos». : Introducción, por Richard Y también. LeakeyIntroducción a la obra original1. Alteración en el estado doméstico2. Alteración en la naturaleza3. Lucha por la existencia4. Selección natural; o bien la supervivencia de los más aptos5. Leyes de la variación6. Contrariedades de la teoría7. Objeciones distintas a la teoría de la selección natural8. Instinto9. Hibridismo10. Sobre la imperfección del registro geológico11. Sobre la sucesión geológica de los seres orgánicos12. Distribución geográfica13. Distribución (continuación)14. Afinidades mutuas de los seres orgánicos. Morfología. Embriología. Órganos rudimentarios15. ConclusiónGlosarioLecturas recomendadasÍndice