Edupunk aplicado aprender para emprender – Alejandro Piscitelli Supongo que fui convidado a redactar este prólogo por el hecho de que estuve presente en el nacimien¬to del Edupunk. El sitio fue Freddy’s, un bar único en su especie en la calle Dean, en Brooklyn, que exudaba una actitud repulsiva, si bien afable, y donde sonaba una música buena onda con loops de vídeos hechos por el dueño. Estaba ahí convidado por mi amigo Jim Groom, un neoyorkino nativo que no dejaría que mi visita a su urbe natal terminara sin unas copas en su bar preferido. Siempre y en todo momento me divierto con Jim, y mientras que los tragos pasaban la charla viró, como por norma general ocurre entre nosotros, en torno a especulaciones oscuras sobre el degenerado estado de nuestro campo de tecnología cultural. Más temprano, ese día, Blackboard había anunciado un set de nuevas peculiaridades de medios sociales para sus sistemas de administración educativa, las que incluían weblogs cerrados que no podían ser leídos. Lo de medios sociales solo quedaba en el nombre, una insolente estrategia para subirse al tren del software social sin incorporarlo por completo. Y en ese instante hasta daba la sensación de que iban a salirse con la suya, la naciente cobertura mediática fue, por norma general, acrítica. Quizá fueron las cervezas, quizás fue la música de The Stooges sonando en el bar de Freddy, mas Jim y nos las arreglamos para trabajar en ese estado. Nos preocupamos por el hecho de que el progreso que por último estábamos comenzando a ver en la adopción de plataformas abiertas se viese obstruido. Y que el enorme y ameno, mas duro, traba¬jo que habíamos estado haciendo para fomentarlas estuviese siendo cooptado. Nos quejamos en una escalada de lenguaje violento y tras unos tragos más nos comenzamos a consultar qué haríamos a este respecto. Los dos habíamos sido entusiastas y editores de los tan apasionados como principantes fanzines fotocopiados de los noventa, con lo que pensamos en hacer un sitio con una estética fanzinesca de recortar y pegar. «Edupunk» estaría dedicado a enseñar a cualquiera de qué forma podrían arrancar una enorme plataforma de cooperación y publicación sin gastar dinero en software o bien consultores. Decidimos que sería anónimo, de forma que nos dejara ser salvajemente sinceros en nuestras creencias. Además de esto, nos agradaba la idea de crear recursos extraños con orígenes enigmáticos. Fue una noche increíble. Cabe apuntar que Freddy’s, ese bastión con sentimiento comunitario y encanto áspero, no subsistió considerablemente más en la calle Dean. Fue destruido para hacer un parque infantil subsidiado para millonarios