Ishtar, la agraciada nueva reina, descubrirá que su admirada abuela no es tan solo una arqueóloga de gran fama mundial, sino oculta un montón de secretos que jamás habría podido imaginar. Si bien no todo será tan simple de qué manera semeja, puesto que el malo más malo de todos y cada uno de los malos, Usumgal, Señor de Zapp, raptará a su abuela, complicando todavía más la toma de posesión y, por si acaso eso fuera poco, la pequeña va a deber superar 3 pruebas para heredar ciertamente el legado. Mas no se encarará sola a su destino. Nakki, el serio y severo gran consejero, guiará y adiestrará a la joven Ishtar, cuyo singular carácter probará su paciencia de educador hasta el último instante. Galam, un inventor inteligente, despistado y amante de la vida plácida, la va a ayudar con tecnología de vanguardia y apoyo ética, acompañado a lo largo de una gran parte de sus aventuras por Ullah, descendiente de las aves, de espíritu libre y tan llena de buen humor de qué manera de coraje. Completarán este equipo Zuk, gran consejero de la raza que ha evolucionado desde los delfines, y Golik, de la familia de los reptiles, que con su carácter tan singular probará que los hechos valen más que las palabras. A todos , compañeros de su abuela Nirgal, se agregará Nimur, el joven rey de una raza felina, que se va a sentir interesado en especial por Ishtar. Las relaciones entre los sintéticos y dispares miembros del equipo en su conquista del trono de Zink, probarán sin ningún género de dudas que los polos opuestos se atraen. El humor absurdo de la muchacha y la seriedad rayando en la abulia sentimental de su consejero, el libre y alocado carácter de Ullah y la calma que busca Galam, o bien la saña de Usumgal y el odio que se profesan sus 2 grandes consejeros, van a dar tono a las acciones de un conjunto de grandes y atractivos personajes, cada uno de ellos hecho a su forma. Luchas y batallas, lecciones y explotes, aliñadas con el ingrediente singular que representa el impasible humor de la reina de los zitis, se van a ir sucediendo sin tregua a fin de que los buenos logren lo que siempre y en todo momento han querido los buenos en la historia de los buenos: ganar a los malos