El Planeta Enigmático George H. White Novela de George H. White (Pascual Enguídanos) publicada en mil novecientos cincuenta y tres como el número dos de la compilación Luchadores del espacio de Editorial Valenciana. Se reeditó en mil novecientos setenta y cuatro muy retocada por su autor.Harry Tierney, un próspero empresario aeronáutico de Norteamérica, ha desarrollado un prototipo revolucionario de aeroplano, el Lanza, merced a la ayuda de sus cooperadores y de Erich Von Eicken,un científico alemán establecido en los E.U. inventor de un nuevo comburente interminablemente más potente que todos y cada uno de los conocidos hasta ese momento. Los dos se muestran satisfechos por el éxito conseguido, mas temen, con razón, que su invento pueda caer en malas manos siendo empleado para la guerra en vez de para el bien. Así, deciden sostenerlo en secreto. En una de las fábricas de Tierney se comienza a edificar en secreto el nuevo Lanza, considerablemente más poderoso y capaz que su hermano menor, mientras que sus promotores barajan la posible meta de su viaje. Harry Tierney recuerda la historia que narraron Miguel Ángel Aznar y sus compañeros a su llegada a la Tierra y, si bien no termina de creérsela completamente, decide que Venus puede ser una buena meta para su viaje. El maestro von Eicken se muestra conforme con él, mas los dos deciden ir más allá invitando a tomar partido en la aventura al conjunto del maestro Stefansson. La mayoría de ellos admiten el ofrecimiento y accede a integrarse en la tripulación del nuevo Lanza, que va a quedar formada por Miguel Ángel Aznar y Bárbara Watt, ya su mujer, el maestro Stefansson, George Paiton y Richard Balmer, así como Harry Tierney, el maestro von Eicken, su hija Else y los empleados de Tierney Thomas Dyer, mecánico, Edgard Ley, delineante, y Bill Ley,hijo de este último. El vuelo del Lanza se desarrolla sin percances y, una vez llegados a su destino, los protagonistas aterrizan en la zona tropical del planeta poblada de dinosaurios. Los viajantes se hallan con los saissais, los habitantes de Venus, que montan sobre pterodáctilos. 2 saissai son derruidos de sus monturas aladas por los protagonistas siendo confundidos por estos con los thorbods, los desalmados hombres grises de la primera novela de la serie. De forma rápida se deshace el equívoco y, tras la mutua sorpresa inicial, las dos partes entienden que deben ser aliados frente al oponente común. A pesar de la barrera del lenguaje los protagonistas logran hacerse comprender por sus presos que, confiando en ellos, admiten conducirlos hasta su urbe. Mas el riesgo avizora. Los saissais padecen razzias periódicas destinadas a lograr esclavos que los hombres grises usan en sus minas y también instalaciones fabriles. Camino de la capital saissai los terrestres son testigos, sin que puedan hacer nada por evitarlo, de una de estas incursiones en la que, tras anegar la urbe con gases anestésicos, los hombres grises marchan de regreso a sus bases cargando con sus nuevos esclavos. Una vez desaparecidos los thorbods, los terrestres entran en la saqueada población, siendo recibidos con todos y cada uno de los honores por sus habitantes, al intuir estos que los recién llegados puedan asistirlos a combatir al odiado invasor que lleva en Venus poco más de treinta años. A pesar del entusiasmo de los saissais los protagonistas no pretenden, ni muchísimo menos, plantar cara a un contrincante considerablemente más poderoso que , conformándose con la considerablemente más modesta intención de regresar a la Tierra cuanto antes portando, eso sí, las pruebas precisas (a ser posible un thorbod vivo) para probar la existencia de una amenaza contra nuestro planeta, pues no les cabe duda de que la Bestia Gris, en el momento en que haya dominado Venus, procurará también invadir la Tierra. Sin embargo, deciden hacer un favor a sus anfitriones atacando una fundición thorbod llamada Pore, en la que gimen múltiples miles y miles de esclavos saissais. Velozmente organizan una acción de comandos y, encabezado por Miguel Ángel Aznar y ciertos de sus compañeros, parte cara Pore un pequeño conjunto de saissais de manera rápida entrenados en el manejo de las armas terrestres. Volando en pterodáctilos, considerablemente más sigilosos que el helicóptero del Lanza, los guerrilleros llegan hasta la planta de energía hidroeléctrica que provee energía a la fundición y la destrozan amparándose en la carencia de vigilancia de los confiados thorbods, haciendo lo propio con la vecina transmisora de radio. A continuación regresan a su cobijo y, tras despedirse de sus agradecidos aliados, parten cara la Tierra llevando con ellos un preso thorbod, con la promesa de que volverán en breve al frente de una flota de Lanzas que les deje conjurar la amenaza de la Bestia Gris