El trastorno de pavor Explicaremos de qué manera se generan las crisis de pavor y qué podemos hacer para superarlas. Llamamos crisis o bien accesos de pánico, a la aparición repentina de temor o bien malestar intenso acompañado de una o bien más sensaciones internas como: palpitaciones, taquicardia, sudor, temblores, sacudidas, ahogo, opresión en el pecho, mareo, náuseas o bien molestias abdominales, sequedad de boca, sensación de que percibe las cosas o bien se percibe a mismo en forma extraña, palpitaciones o bien elevación de la frecuencia cardiaca, etcétera Estas crisis se acompañan de un sentimiento de riesgo o bien de muerte inminente y de una urgente necesidad de escapar. En el instante de la crisis, la persona que la padece piensa que está a puntito de fallecer, de tener un infarto o bien una trombosis; o de perder el control o bien de volverse desquiciado. Veamos de qué manera se llega a esto: Las crisis de pavor son la contestación de alarma de nuestro organismo frente al riesgo. Si reaccionásemos con temor, temblor, taquicardia, etcétera, por el hecho de que alguien nos ataca con una navaja, consideraríamos nuestra reacción de terror y las sensaciones internas que lo acompañan, como algo normal. Si alguien nos gastara una gracieta pesada amenazándonos con una pistola y creemos erróneamente que disparará y matarnos, responderíamos con exactamente el mismo terror; se pondría en marcha nuestro sistema de alarma y, en un caso así, se trataría de una falsa alarma. Cuando su cerebro percibe un riesgo, así sea real o bien imaginario, de forma automática se pone en marcha el sistema de alarma; esto es, se activa parte de su sistema inquieto, que provoca distintos cambios fisiológicos con los que su organismo se prepara para encarar el riesgo tal y como si se tratase de un riesgo real. Así, para cada cambio Fisiológico que su cuerpo experimenta en una crisis de pavor hay una explicación, y todos estos cambios los hace su cuerpo para estar más dispuesto para “huir o bien atacar” de forma “adaptativa”, lo que pasa es que en las crisis de pavor el riesgo no es real, y estas perturbaciones fisiológicas pasan a ser la auténtica amenaza. De esta manera, se forma lo que llamamos “El círculo vicioso del pánico”. Mas primero veamos a qué se deben las sensaciones temidas en el pavor