Erosión y desertificación: Heridas de la Tierra – Francisco López Bermúdez Afirmaban los pensadores y sabios helenos, 4 siglos a. de C., que el aire, el agua y la •tierra son las “raíces de todas y cada una de las cosas”, forman las bases esenciales sobre las que descansan la doble vida animal y vegetal. Son los compo­nentes esenciales de la naturaleza, del medio que nos circunda, de la existencia de los seres vivos en este activo y complejo sistema que es la Tierra. Son los recursos más esenciales del patrimonio natural de todos y cada uno de los pueblos. Forman la base y el límite del desarrollo económico; por este motivo, la conservación ambiental y el desarrollo económico deben tener un interés común: su protección y buena administración. El • suelo cumple vitales funciones como soporte de la naturaleza y sus i ecosistemas. Es fichero de la propia natu­raleza y de la historia, aguanta a los humanos y la mayo­ría de sus actividades y repercute de forma directa en importan­tes aspectos como la flora, la nutrición, la calidad de las aguas y la salud. De entre todos y cada uno de los recursos, el suelo es el más sobresaliente y el medio primario de producción de comestibles. A escala humana es un recurso no renovable; por este motivo, científicos, ambientalistas, organizaciones internacionales y administraciones públicas de todo el planeta se pre­guntan, con cierta frecuencia, si el suelo va a poder nutrir, en el fu­turo, a una población mundial creciente. Se calcula que, con la presente tecnología, el mínimo de tierra arable por cabeza precisa para sostener un aceptablestandard de vida es de 0,5 hectáreas (ha). No obstante, el suelo libre va dismi­nuyendo gradualmente bajo el mínimo requerido debido a procesos de • humillación y a su conversión en usos no agrícolas. Asumiendo que tos mecanismos de deterioro de la tierra arable fueran ralentizados y detenidos, la superficie de suelo agrícola por cabeza va a ir rechazando progresivamente. Fue de 0,25 ha en mil novecientos noventa y cinco y se calcula que, en nuestros días, puede estar en torno a 0,23. Cara el año dos mil cincuenta y cinco va a poder ser de unas 0,15 ha, y de unas 0,14 en el año dos mil ciento diez (Lal et al., mil novecientos noventa y ocho). El inconveniente, contemplado a escala global, se acentúa en ciertas zonas del planeta debido a la dispar dis­tribución de recursos y población. Por eso urja limitar la humillación del recurso suelo, conociendo las causas del deterioro, restaurando aquellos suelos estropeados mas aún con capacidad biológica productiva, usando nuevas tecnologías que no impacten de manera negativa y sostengan la producción, deteniendo el empleo no agrícola en suelos de calidad agronómica, aplicando la prevención en el mante­nimiento de la cantidad y la calidad del suelo, etcétera La erosión del suelo es la manera más esencial de degra­dación y el primordial factor desencadenante de la crisis ambiental famosa como desertificación. Se calcula que una sexta una parte de los suelos de todo el planeta han sido degrada­dos por la erosión del agua y del viento. Esta situación da sitio a 2 esenciales consecuencias; por una parte, la reducida capacidad de la población para generar comestibles suficientes debido a la pérdida de suelo en cantidad y calidad; por otro, los efectos de la polución de aguas y sedimentaciones en muchas zonas debido a la erosión. Los inconvenientes de la erosión del suelo y desertificación no se restringen al planeta subdesarrollado. En las últimas décadas se ha producido un aumento en la consideración de que la amenaza para los suelos de Europa, Norteamérica, Australia…, se debe a la introducción de mecanismos inten­sivos de cultivo, a la frecuencia y magnitud de los incendios forestales, a la sobreutilización de los pastos y al cambio cli­mático. Esta amenaza es más clara en tierras bajo condiciones climáticas áridas, semiáridas y subhúmedas secas