El pensamiento vital, de forma profunda cristiano de Kierkegaard (Copenhague, dieciocho millones ciento treinta y mil ochocientos cincuenta y cinco) ubica la vida humana en una precaria situación de peligro permanente, la de tener que decidir a cada instante su contenido, su dimensión, sin remitirse a reglas exteriores y objetivas que la orienten o bien legitimen. La rebelión es total frente a las comodidades de las religiones organizadas, los sistemas morales sancionados y las filosofías sistemáticas totalizadoras que lo igualan todo (léase Hegel y el idealismo alemán, que en la temporada triunfaban en los campos académicos). En frente de todas y cada una estas construcciones ideales y abstractas, Kierkegaard ubica el hecho irreducible de la existencia específica del individuo, la inseguridad, el sufrimiento y la sofocación del humano respecto al sentido último de su vida, y la apertura espiritual a la vida religiosa, el "salto" de la fe que no tiene nada de racional, que es paradójico y absurdo para la razón, y no obstante es la resolución que proporciona realidad y totalidad a la vida humana. La riqueza de estos planteamientos engendró en el siglo veinte un nuevo género de sensibilidad, una nueva visión del valor del individuo, en pensadores que se comprometieron con la autenticidad de la existencia subjetiva, se situara esta en un campo religioso o bien ateo. Los escritos incluidos en este volumen se publicaron originariamente con múltiples pseudónimos, entre mil ochocientos cuarenta y tres y mil ochocientos cuarenta y cinco. Los 7 primeros integran, al lado de otros textos, el tratado en 2 volúmenes con el que Kierkegaard empieza su carrera de escritor: O bien lo uno o bien lo otro: Diapsálmata (una serie de aforismos con frecuencia irónicos), El erotismo musical (elogio de la música de Mozart y análisis de la figura de Don Juan, esencia de la manera musical por su sensualidad espiritual), Influencia de la desgracia vieja en la moderna (en la que se contrapone el dolor del drama heleno a la pena del moderno), Siluetas (que ahonda en la subjetividad femenina pendiente en frente de una subjetividad mefistofélica), El más desgraciado (análisis de la infelicidad puramente abstracta, en que coinciden la melancolía y la desesperación), El primer amor (celebración de la totalidad en el momento eterno del amor fugaz) y La valía estética del matrimonio (que contrapone a la precedente visión la del amor extendido en el tiempo, que es la dimensión moral). El último texto, Miedo y temblor, averigua en lo que pensaron y sintieron Abraham y también Isaac cuando se dirigían a cumplir el horrible orden del sacrificio, y es una expresión imborrable del salto apasionado de la fe, absurdo, que pone en contacto al individuo con el absoluto. Estudio propedéutico de Darío González, diplomado en Filosofía. Se doctoró en la Universidad de Copenhague con una tesis sobre la ontología de Kierkegaard. Ha traducido y prologado distintas obras del autor danés