Son pocos los que incluso el día de hoy se oponen radicalmente al poder absoluto de las instituciones médicas y siquiátricas, por vía de la infalibilidad de la Ciencia, sobre los enfermos o bien llamados enfermos que se someten a ella de forma ciega debido a su ignorancia, no solo de su cuerpo, sino más bien asimismo del misterioso lenguaje médico al que no tienen acceso. Thomas Szasz, maestro de siquiatría en la Universidad del Estado de la ciudad de Nueva York, es uno de esos escasos vanguardistas. Incluso ejercitando en el planeta de esos modernos sacerdotes, medita con pasmosa lucidez y sencillez sobre la responsabilidad moral de su profesión. Thomas Szasz expone mismo el propósito de este libro: "Estos ensayos, acá reunidos, están animados por el deSeo de sondear en los aspectos rituales y religiosos de diferentes prácticas médicas. Ya antes, la gente se transformaba en su víctima atribuyendo poderes mágicos a sus médicos. Enfrentados a personas que aceptan esos poderes sobrehumanos, los hombres y mujeres corrientes tienen tendencia someterse a ellas con una fe ciega, cuyas implacables consecuencias consisten en transformarse a sí mismos en esclavos y en transformar en déspotas a sus protectores. De ahí que, los que concibieron la Constitución en Norteamérica hicieron las cosas de tal forma que la gente respetase a los sacerdotes por sus opiniones, mas que desconfiase de ellos por su poder. Para esto, elevaron una barrera entre la Iglesia y el Estado. Además, esa gente debería respetar a los médicos por su capacidad profesional, mas sospechar de ellos por su poder. Mas hasta el momento en que la gente eleve una barrera entre la Medicina y el Estado, no va a poder hacerlo y cederá exactamente al mismo riesgo del que se supone la ley debería librarla"