Los hechos de los apóstoles Elena G. de White En todas y cada una de las temporadas de la triste y contradictoria carrera del planeta, Dios ha tenido sus testigos. En la naturaleza, la yerba y las flores, los matorrales y los arbustos, los vales y las llanuras, las montañas y las colinas, los ríos y los lagos, los mares y la tierra, han dado testimonio de su sabiduría, habilidad y bondad. Los cielos han dado testimonio de su poder, su omnisciencia y su divinidad. Los flamígeros orbes y resplandecientes estrellas han declarado con lenguas de luz la gloria de Dios, y revelado a los hombres la belleza de sus obras. A lo largo de siglos, su Palabra bienaventurada, viva y escrita, ha contado la historia de su amor autor y salvador, y también convidado fervientemente a los hombres a asistir a él para encontrar justicia, paz y reposo. Preeminentemente, se resalta mediante los siglos el Testigo Leal y Auténtico, nuestro Señor Jesucristo, la Palabra de Dios encarnada, la totalidad de judíos y gentiles. Siguiendo en orden al Hijo divino, y mayor todavía en su repercusión directa, es la manifestación de la vida de nuestro Señor entre los hombres. Dios se recrea en tomar al humano imperfecto y convertirlo para “alabanza de la gloria de su gracia.” Lo hizo de una forma supereminente tras la resurrección de nuestro Señor. El testimonio de Dios en los apóstoles y evangelistas fue el testimonio de una humanidad regenerada, creada nuevamente y engrandecida. Al pescador, al escriba, al estudiante, al médico, al hacedor de tiendas, habían sido reveladas visiones de Dios; y esas visiones, en el poder de Cristo, hicieron de los hombres que temían a Dios, mas no tremían frente al semblante de los hombres, seres que moldearon los siglos siguientes. A sus volúmenes fantásticamente instructivos de la serie: Patriarcas y Profetas, El Deseado de Todas y cada una de las Gentes y El Enfrentamiento de los Siglos, la autora agregó Los Hechos de los Apóstoles, donde estudia los anales de los que atestiguaron por Dios tras la vida de nuestro Señor. Este libro inspirado lanza raudales de luz sobre la iglesia apostólica y el portentoso significado que tiene para nosotros en este tiempo. La iglesia componente demanda una iglesia triunfante. En su guerra, sus pruebas, sus derrotas, ha tenido la visión de su victoria. Sobre todos y cada uno de los ruidos disonantes de la tierra, ha oído la voz alentadora de su Capitán. El que padeció por sus hijos los está eligiendo a fin de que reinen con él. El que vino a fallecer en la degradación, el Débil, vuelve en gloria, como el que debe reinar por siempre. Los editores se alegran por tener ocasión de dar a las ánimas pendientes, anhelantes, fervorosas, y al público por lo general, que busca la salvación en Cristo Jesús, este libro valioso, esta historia de los testigos de Dios. Lenguaje: De España