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El aristócrata escocés Lord Edward Glenarvan descubre, a lo largo de un viaje de recreo en la costa escocesa, un mensaje en una botella lanzada por Harry Grant, capitán del bergantín Britannia, que ha naufragado un par de años ya antes (mil ochocientos sesenta y dos) al lado de 2 miembros de su tripulación
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El aristócrata escocés Lord Edward Glenarvan descubre, a lo largo de un viaje de recreo en la costa escocesa, un mensaje en una botella lanzada por Harry Grant, capitán del bergantín Britannia, que ha naufragado un par de años ya antes (mil ochocientos sesenta y dos) al lado de 2 miembros de su tripulación. A solicitud de Roberto y María, los hijos del capitán, decide lanzar una expedición de rescate, cuya primordial complejidad consiste en que los datos del mensaje lanzado por los náufragos son ininteligibles, salvo la latitud: 37o S. Lord Glenarvan, así como su esposa, Lady Helena, los hijos del capitán y la tripulación de su yate, el Duncan, parten para Sudamérica, ya que el mensaje incompleto sugiere la Patagonia como lugar del desastre. En medio de la travesía, descubren a un inopinado pasajero: el geógrafo francés Santiago Paganel, que ha subido a bordo por equivocación y que decide unirse a la expedición, abandonando el viaje que tenía pensado efectuar debido a su profesión. La expedición circunnavega el paralelo 37o sur, atraviesa Suramérica explorando la Patagonia y una gran parte de la Zona Pampeana y, más tarde, las islas Tristán de Acuña, Ámsterdam, Australia y N. Zelanda, con resultados negativos. Al llegar a Australia, debido a una nueva interpretación del mensaje sugerida por el geógrafo Paganel, los expedicionarios hallan por casualidad a un miembro de la tripulación del Britannia llamado Ayrton, quien les plantea llevarlos al sitio del naufragio. Mas no saben que Ayrton es buscado por las autoridades inglesas por pertenecer a una banda de ladrones en la que toma el apodo de Ben Joyce. Ayrton traiciona la confianza que depositan en él los miembros de la expedición y trata de tomar el control del yate Duncan, mas la fortuna le resulta sortea y su golpe falla, merced a la fidelidad de la tripulación y a un distraiga de la ciudad de Santiago Paganel. Tomado preso en el Duncan, Ayrton ofrece a Lord Glenarvan dar datos sobre el capitán Grant a cambio de ser descuidado en una isla desierta en vez de ser entregado a las autoridades inglesas, que podrían ejecutarlo. Entonces, el Duncan pone proa a la isla Tabor (o bien arrecife María Teresa), que de casualidad resulta ser el cobijo del capitán Grant y los 2 marinos supervivientes del naufragio. El conjunto retorna a Inglaterra, dejando a Ayrton en la isla para vivir entre las bestias y de esta manera recuperar su humanidad. El personaje de Ayrton resurge en la novela de Julio Verne "La isla enigmática", publicada en mil ochocientos setenta y cuatro