Novela sobre las relaciones entre Eliselus o bien Midemid, el versista cantor de "ojos oblicuos y verdes y pelambrera de erizo"; Tiu"elen o bien Tiempo Caluroso, la hija del marabú, una chavala de ojos "pardos y brillantes"; y Ayor o bien Luna Roja, futuro rey o bien amenokal de los tamaschek, de "semblante largo y también inteligente, con una frente alta y recta y ojos penetrantes. Una frente que sabía meditar y unos ojos que sabían expedir". La vida del desierto pintada con gran densidad ambiental y belleza por un enorme conocedor. En el desierto las tribus tamaschek (Tuareg afirmamos los europeos) con sus costumbres, sus peligros, sus ritos, sus travesías, sus luchas. El héroe es MideMid, el chaval cantor. En la primera una parte del libro vivimos las andaduras de MideMid al lado de Abu Bakr, el delincuente, que encarna lo robusto y brutal del espíritu del desierto. La segunda mitad es una muy, muy bella historia amorosa, la de Luna Roja, el príncipe; Tiempo Caluroso, la hermosa chica que no era noble, y MideMid, que amaba a la chica. Los tamaschek, conocidos como "tuareg" en Europa, son un pueblo nómada del norte de África, en las montañas del Sahara central. Se les llama "hombres azules" puesto que son apasionados a ropajes azules que descoloran mucho. Luna Roja y Tiempo Caluroso es una apasionante historia de acción, de amistad y de renuncia, contada con un lenguaje vivo y rico: "En Luna Roja veían los tamaschek simbolizada su fuerza; en Tiempo Caluroso, la belleza de sus mujeres. Eliselus significaba para ellos la alegría de vivir". Al hilo del relato, el creador explica concisamente sus costumbres, su estilo de vida, y habla del ineludible choque progresotradición. A su pesar, Midemid va a deber huir con Abú Bakr, un delincuente violento. "Eran diferentes como la piel fresca y el cuero seco, como el perfume y la espina del tamat, como el vacío y el amor en el corazón del hombre". Durante sus andaduras, Midemid va a ir labrándose un prestigio de historia legendaria que le transformará en el enorme cantor de los tamaschek: "Sus canciones viajaban lejísimos, de boca en boca, de tienda en tienda. Retumbaban y zumbaban en torno de los fuegos, cuando el puré de mijo para la noche hervía en las tiznadas ollas de hierro. Salían de los labios de los torrados pastores que, en las horas de más calor del día, descansaban con sus bueyes a la parca sombra de las acacias. Asimismo las cantaban las mujeres mientras que blandían la mano en el mortero y la sal gris se rompía en débiles cristales en el mortero de madera, bajo la furia de los golpes"