Les llamaban "Los Jaguares"... mas solo pues admiraban al soberbio felino, contaban historias por él protagonizadas y lucían en el pecho un escudo con su efigie. En cuanto al resto, eran muy humanos. Tenían sus virtudes y sus defectos, mas en circunstancias singulares, impulsados por el soplo alentador de una espléndida camaradería, se medraban, se lanzaban a la aventura, en interés de un ideal de justicia, en perfecta conjunción. Equilibrado, responsable, inteligente, atlético y atleta, Héctor Santana, con sus 15 años, figura como incontrovertible capitán del conjunto. Cómodo, a medias ególatra, a medias vivales, el inalterable Julio Medina tiene el "cerebro" capaz de solucionar y tramar lo increíble. De exactamente la misma edad que Héctor, su estatura le vale el apodo de "Largo". Raúl Alonso es un gigante de 14 años en cuyo ser se hermanan la bondad y la fuerza. Su lealtad al conjunto va a rayar en lo excelente, si bien en ocasiones el corazón le causa desazones. Oscar Medina, hermano de Julio, es el "pegote" de la pandilla. Los otros procurarán librarse de él pues, con sus diez años, les viene pequeño. Para sentar su categoría y su incontrovertible derecho a incrustarse en "Los Jaguares", se las va a dar de sabio con un lenguaje harto pintoresco. Un día, "Los Jaguares" van a conocer a 2 chicas: Sara y Verónica. La primera es una viva pelirroja de 13 años capaz de llegar donde sea. La segunda reluce con la luz propia de su encanto personal, de una belleza que causa sorprendo y genera su impacto en alguno de nuestros protagonistas, que las incorporarán a su conjunto. Y finalmente tenemos... ¡a Petra!, ardilla amaestrada propiedad de Sara. Tiene la vivacidad del mono, la argucia del zorro y la gracia embriagadora del más cautivador falderillo. Petra va a encontrarse con un contrincante peligroso en el favor de los chicos: León, monito friolero a quien Oscar viste chistosamente y adiestra a fin de que pueda rivalizar con la ardilla