La fatalidad se ha deslizado en la vida del letrado Lucien Gobillot, quien, a sus 45 años, ha alcanzado una enorme reputación profesional. Una pequeña aventura pasajera, semejante a tantas otras que su mujer le permite con complicidad protectora, se ha transformado en una relación tan apasionada y peligrosa que Lucien empieza a contar sus experiencias en un informe que titula "Por si acaso algo me ocurriese". Todo comienza cuando en su despacho se presenta Yvette, una joven descarada de diecinueve años acusada de atacar a un joyero para hurtarle. Yvette, que carece de dinero, despliega sus encantos para persuadir a Lucien de que lleve su caso. Sin alterarse, fríamente, este admite ocuparse de su defensa. No obstante, el día en que la exculpan, Lucien, llevado por un impulso incontrolable, va a verla al hotel donde se aloja... Por si acaso algo me ocurriese forma, con otras 5 novelas de Simenon entre ellas Betty, un conjunto de obras que, aparte de incluir abundantes elementos autobiográficos, exploran con gran crueldad los misterios de la incomunicación marital y la aciaga obsesión sexual que arrastra a sus protagonistas a la perdición. Escritas entre mil novecientos cincuenta y cinco y mil novecientos sesenta y uno, corresponden a un periodo muy agitado de la vida de Georges Simenon. Henry Miller, que lo conoció exactamente por esos años, quedó fascinado sobre todo por su lúcida sabiduría vital: "No es un optimista ni un fatalista, sino más bien alguien que ve las cosas claras, en profundidad y con amplitud de miras, alguien que no juzga ni condena, que vibra continuamente al son de la vida". No hay duda de que esa lucidez y amplitud de miras le dejó abordar con brillantez, en Por si acaso algo me ocurriese, el tema de la llegada de una joven seductora en la vida de un respetable hombre casado. No por casualidad fue llevada a la pantalla poquísimo tras su publicación, en una recordable película protagonizada por el enorme Jean Gabin y Brigitte Bardot