Restauración de Espacios Degradados – Domingo Gómez Orea La administración ambiental opera sobre 3 líneas de acción: la precautoria, la correctora y la curativa; las 2 primeras disponen hoy en día de instrumentos afianzados y totalmente admitidos por la sociedad, entre aquéllos que resaltan la Evaluación de Impacto Ambiental para la línea precautoria y los Sistemas Normalizados de Administración Ambiental (ISO catorce mil, EMAS…) para la correctora. Mas la tercera, la que se orienta a recobrar lo ya degradado, apenas se ha empezado de forma tímida, puntual y dirigida eminentemente a los factores ambientales: aire, agua, suelo, flora, fauna, paisaje, etcétera, enfoque que cuenta con una notable bibliografía especializada, mientras que resulta deficiente la dedicada a examinar, tipificar y recobrar espacios degradados. El enfoque por espacios se justifica pues la humillación ambiental es el resultado de la confluencia de factores ambientales y sociales sobre zonas geográficas específicas y se comprende como un inconveniente multidimensional proyectado sobre un espacio integrador. La historia del hombre sobre la tierra puede seguirse por la estela de espacios degradados que ha dejado a su paso, de tal modo que la meta de la administración ambiental, que no es otro que sostener una elevada calidad ambiental, queda incompleto sin esta línea de acción curativa. Se trata de uno de los grandes retos de la administración ambiental cara el futuro, que requiere osadía para encararla y recursos humanos, tecnológicos y económicos para ejecutarla. La creciente sensibilidad ambiental de la sociedad no ignora este hecho y por esta razón brota un interesante «yacimiento de empleo» para la sociedad y un «nicho de mercado» para las distintas profesiones cuya cooperación requiere la condición multidimensional del inconveniente