Seguro de sí, atrayente, inteligente, rico y acostumbrado a dar órdenes que son de forma rápida obedecidas, Alec no podía opinar que la chef irrespetuosa de su hotel tuviere el atrevo de contradecirle, amonestarle e inclusive mostrarse en demasía mordaz cuando cruzaban 2 palabras y que, para colmo, eso le agradase más de lo racionalmente entendible. No lograba sostener el control de sus sentidos y deSeos de hombre cuando la tenía cerca. Ignorando su regla de no salir con empleadas y de no implicarse emotivamente alén de lo que era capaz de supervisar con fría serenidad, se lanzó de cabeza a una relación con esa insolente chef que lo volvía desquiciado. Descubrir que un desquiciante ignoto deseaba matarlo al tiempo que una nueva realidad que ignoraba brotaba ante él como algo cierto y real, por increíble que pudiere resultar a sus ojos y a los de cualquier persona cuerda, tal vez fuera demasiado aun para él. Hija, hermana, amiga, chef y loba. Sí, asimismo era una loba perteneciente a un clan de lobos que habitaban en Montana. Endira era feliz en su faceta de loba. Le encantaba su parte lupina, su lado salvaje y lo que sentía cuando su loba y se conectaban e inclusive cuando dejaba que su una parte de loba le dominase. El único inconveniente era que, ese hombre que a lo largo de meses le hubo vuelto ida con sus protestas, sus sugerencias y sus veladas órdenes, ese directivo del hotel recién llegado a su hogar, extraño a su planeta, a su raza, a su auténtica naturaleza, ahora le volvía ida, mas de una manera bien diferente al que lo hacía ya antes de tenerlo frente a ella con esos ojos grises y esa sonrisa seductora alterando sus sentidos de mujer y loba y, pese a saber que su relación carecía de futuro, no podía resistirse a él. ¿De qué forma reaccionaría cuando conociera su auténtica naturaleza?