Shep Knacker no cumplió el sueño de su padre y no fue a la universidad, mas con su talento para los trabajos manuales, para la "chapuza", montó una triunfante empresa de servicios, una superlampistería. Y ha gozado con su trabajo, y no le ha ido mal en esta vida, mas desde la adolescencia sueña con la Otra Vida, que no es la muerte, sino más bien retirarse aún joven a un paraíso tercermundista, donde sus dólares americanos van a valer considerablemente más y le van a durar por siempre, y gozará de unas lentas vacaciones sin final, como las de su niñez. Shep ya tiene el capital preciso para hacer real su sueño: hace pocos años vendió su empresa por un millón de dólares estadounidenses a uno de sus empleados. Ha seguido trabajando para él, mas lo que iban a ser 2 o bien 3 meses de permanencia en la compañía por razones fiscales, se han ido extendiendo por el hecho de que Glynis, su esposa, a quien suponía comprometida con su proyecto, ha ido retardando la partida, primero con la disculpa de los hijos, y después con diferentes pretextos que solo encubren la simple falta de deSeo. Mas ahora Shep ha quemado las naves o bien eso cree y ha comprado billetes, solo de ida, para la isla de Pemba, cerca de Madagascar, que es el paraíso que la familia ha escogido tras ir de año en año a explorar tierras exóticas en sus vacaciones. Y como Shep es buen tipo, muy conciliador, le afirma a su mujer que le va a dar una semana a fin de que se lo piense. Y Glynis le revela entonces que tiene una enfermedad extraña y de muy mal pronóstico, un mesotelioma peritoneal, y que no puede dejar su trabajo pues precisa su seguro médico para los tratamientos aún experimentales que pueden salvarla... Lionel Shriver nos ofrece una historia de esplendor y miserias de la clase mediabaja americana, escrita con un notable despliegue de talento y ferocidad, una novela que navega entre la observación maligna y también irónica de los usos cariñosos, laborales y económicos contemporáneos y una negra comicidad. Por el hecho de que acá su mirada afilada no alumbra los vericuetos de la maternidad y el mal, como en Debemos charlar de Kevin, sino más bien los del dinero, el Estado, la familia, la medicina y la enfermedad, y asimismo, claro está, las particularidades del "sueño americano"