Trabajos saludables en todos y cada edad Las sociedades europeas, y la de España particularmente, prosiguen la ruta de un cambio demográfico que se traduce en un mercado de trabajo crecientemente avejentado. A lo largo de los diez años que apartan dos mil seis y dos mil quince el porcentaje de trabajadores jóvenes ha disminuido en exactamente la misma proporción en que ha crecido la población ocupada de cincuenta y cinco años y más. Las causas son múltiples, unas coyunturales, como la enorme destrucción de empleo juvenil a lo largo de la crisis económica, y otras responden a factores más estructurales como el envejecimiento de la pirámide poblacional. Ello hace que la demografía de los lugares de trabajo cambie substancialmente y que se acrecienten las preocupaciones con respecto a la necesidad de que poco a poco más personas lleguen al final de su vida laboral en admisibles condiciones de bienestar y productividad. El proceso de envejecimiento, evidentemente, implica cambios físicos, mentales y de forma especial en las capacidades motoras del trabajador, que pueden afectar al desempeño y formar un peligro acrecentado para la salud del trabajador si no se amoldan las peculiaridades del trabajo a estas evoluciones temporales. El reto es, en consecuencia, el de la sostenibilidad de una población laboral que avejenta. El término “sostenibilidad” aplicado al trabajo se ha popularizado y sumado a otros conceptos más tradicionales como los de “trabajo decente” o bien “calidad del empleo y del trabajo”. Si bien abarca exactamente las mismas dimensiones que estos otros, el término sostenibilidad aporta una dimensión temporal, o sea, no es suficiente con que la utilización y el trabajo sean de calidad el día de hoy, sino debe evolucionar tal y como lo hacen las personas en el trabajo, adaptándose a sus variables cualificaciones, capacidades, competencias y habilidades. 2 enfoques complementarios deben conjuntarse en las políticas para sostener activos y en condiciones saludables a un mayor número de trabajadores que avejentan, uno es precautorio y el otro adaptativo. El precautorio debe resaltar que el estado de salud de las poblaciones de cincuenta y cinco años y más es el resultado de la calidad de los trabajos de los primeros años de sus vidas profesionales. Unos trabajos de mala calidad durante la vida laboral determinarán la salud y la exclusión del trabajo de las poblaciones de más de cincuenta y cinco años, en su instante. Por este motivo, un enfoque sustentable debe tener en cuenta todas y cada una de las etapas laborales del trabajador. Por su lado, el enfoque adaptativo consiste en la aplicación inteligente de uno de los principios esenciales de la Ley de Prevención de Peligros Laborales y de la Directiva Marco, esto es el de “adaptar el trabajo a la persona,”. Demasiado de manera frecuente se considera exageradamente costosa la aplicación práctica de este principio precautorio sin arreglar en que unas condiciones laborales seguras y saludables a lo largo de siempre laboral son buenas para los trabajadores, las compañías y la sociedad en conjunto. Este es el mensaje primordial de la Campaña “Trabajos saludables” de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo. La Campaña persigue 4 objetivos principales: fomentar el trabajo sustentable y el envejecimiento saludable desde el principio de la vida laboral, eludir los problemas médicos durante la vida laboral, facilitar vías a fin de que empleados y trabajadores administren la seguridad y la salud ocupacional en el contexto de una mano de obra que avejenta y promover el intercambio de información y buenas prácticas. A fin de contribuir a este propósito, en este número de la gaceta aportamos un análisis conforme conjuntos de edad de las condiciones laborales en España en dos mil quince. Se trata de una explotación parcial de los datos de la última Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo (6a EWCSEspaña). Lo interesante de esta perspectiva es que, incluso teniendo a los trabajadores de mayor edad como objeto, respalda una actuación global que facilita que los trabajadores, desde su entrada al mercado de trabajo, cuenten con unas condiciones y ambientes laborales que sostengan su salud y bienestar. Solo unas condiciones laborales saludables y que se amoldan a los cambios en las labores, la organización y las condiciones laborales garantizan la permanencia en el trabajo de los trabajadores mayores