La piedra que mató a Dios – S. J. AbarcaHace unos setenta y cinco años en lo que el día de hoy llamamos la caverna Biombos en la costa de Suráfrica vivió uno de nuestros ancestros de la Edad de Piedra Media. No conocemos su sexo ni su edad y apenas podemos elucubrar si ya había desarrollado algún género de lenguaje. Sabemos que en esa temporada nuestros ancestros de las cavernas tenían la habilidad de elaborar herramientas rústicas para la cacería, lo que prueba que tenían por lo menos un pensamiento abstracto tosco, mas no sabemos mayor cosa sobre la extensión del mismo, sobre su comportamiento social o bien sobre sus tradiciones, no dejaron pinturas en las paredes, estatuillas, ni nada que pudiese señalar en detalle su visión de la vida.Su historia hubiera pasado plenamente inadvertida si no fuera por el hecho de que hizo algo infrecuente para su temporada. Un día tomó una piedra y empezó a grabarla utilizando otra piedra afilada, haciéndole marcas cara arriba, abajo y diagonalmente, hasta el momento en que le dibujó burdamente una serie de figuras semigeométricas. Si bien esto no nos parezca una enorme proeza en nuestros días, son los primeros registros de semejante actividad. Lo más interesante es que este humano no lo hizo pues necesitara afilar la piedra, conseguir polvo o bien recortar algo; no estaba fabricando nada, alistando sus comestibles, ni escribiendo un mensaje tampoco.R1 Lo hizo pues algo nuevo apareció en su psique ese día: ideas y símbolos que de alguna forma deseaban salir de su cabeza sin motivo aparente.Es posible que haya llevado la piedra fuera de la obscura gruta para verla bien con la luz del día, ahí, en ese instante al lado del mar en la mitad del planeta de hace prácticamente cien años atrás se detuvo un instante a ver con detalle los garabatos que terminaba de hacer preguntándose ¿por qué razón los hizo?. Quizá aun creyó que alguien o bien algo debió haberlo impulsado a hacerlo, tal y como si no quisiese aceptar que la extraña idea de grabar una piedra sin motivo pudiese ser completamente suya.Miles de años después los humanos que le prosiguieron ahora desperdigados por el planeta, comenzaron a practicar rituales de cacería, liturgias mortuorios, a dejar pinturas rupestres en las paredes de sus grutas y a crear instrumentos que el día de hoy nos señalan con mayor detalle de qué manera eran sus vidas. Mas no es sino más bien hasta temporadas parcialmente modernas (unos cinco mil años atrás) que comenzamos a descubrir textos sobre divinidades y también ideas religiosas. Las representaciones más viejas de deidades son de tal vez hace unos seis mil años